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La nueva escuela de Magisterio aligera el campus de Tarongers

El eje de la prolongación del campus de Tarongers (la gran fábrica de titulados en Ciencias Sociales de la Universitat de València) hacia la salida de Barcelona será una calle peatonal. El espacio, dice el arquitecto Juan Añón, donde ocurrirán los encuentros.

A un lado (el norte, recayendo sobre la avenida de Tarongers) irán la Escuela de Magisterio (que hoy se levanta precariamente cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias), y el edificio departamental de Ciencias Sociales. Al otro, una biblioteca, un comedor y un pabellón deportivo. Las obras empezaron a finales de 2007 y se prevé (si los problemas de financiación no lo impiden) que estén listas para el arranque del curso 2009-2010, unos meses antes del relevo del rector Francisco Tomás.

La nueva calle peatonal será, a su vez, la continuación de otra: la que hoy separa los edificios departamentales de Derecho y Económicas de los enormes aularios y la no menos gigante Biblioteca Gregori Maians.

Uno de los objetivos de Añón, director de AIC Equip, consiste en atenuar en el nuevo tramo la impresión de desfiladero que produce la calle actual. Para ello, los edificios de Magisterio y Ciencias Sociales tendrán amplios pórticos comunicados con patios ajardinados que se abrirán en su interior. Las edificaciones de enfrente reducirán su altura (se quedarán en el equivalente a dos o tres plantas), lo que permitirá que entre más sol. Los materiales predominantes, con la misma meta, serán el hormigón blanco y el vidrio.

Sumarán, en total, 26.900 metros cuadrados construidos. Repartidos en: Magisterio (13.500), Ciencias Sociales (6.200), biblioteca (4.300), pabellón (1.900), y comedor-cafetería (1.000).

El enfoque de la prolongación es diferente, entre otras cosas, porque los tiempos han cambiado. Cuando se proyectó la primera fase, (que tardó en ejecutarse, también en la primera mitad de la década de los noventa existían las dificultades de financiación, aunque no tan acusadas como ahora), integrada básicamente por Derecho y Económicas, los efectos del descenso de la natalidad todavía no se notaban, y los alumnos no cabían en las aulas. Hacían falta clases lo bastante grandes como para eliminar la imagen de los estudiantes tomando apuntes desde las escaleras.

La nueva escuela de Magisterio Ausiàs March será la única zona donde habrá docencia en sentido estricto en este Tarongers II, aparte del edificio departamental (de despachos de profesores y de organización) de la facultad de Ciencias Sociales, que contará con espacios para impartir seminarios. La estructura de Magisterio estará adaptada a las actuales tasas de matrícula (en general inferiores a las de los ochenta, aunque en esta carrera continúe siendo alta); y al nuevo modelo de enseñanza que se deriva del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que exige clases de tamaños manejables (de entre 40 o 60 alumnos), y cercanía entre alumnos y profesores. Una estructura que el arquitecto describe como "escolar".

Magisterio ha dado esta semana, por otro lado, un paso adelante en la adaptación al EEES. Ha anunciado que los alumnos que se matriculen para el curso que viene podrán elegir entre hacerlo siguiendo el modelo actual (el de diplomatura de tres años de duración), o en un itinerario que permitirá comenzar con el modelo europeo (en el que todas las carreras se llamarán grados y durarán cuatro años).

El cambio no afecta solo a la duración: en el esquema del EEES las actuales categorías dentro de Magisterio (Educación Musical, Educación Física, Lengua Extranjera, Educación Especial y Audición y Lenguaje) quedan reducidas a dos: la de maestro en Educación Infantil, y la de maestro en Educación Primaria. La especialización podrá alcanzarse dentro de esas dos opciones, o cursando posgrados al acabarlos. Y todo ello "no es óbice", señaló el director de la escuela, Óscar Barberá, para que quienes se inclinen por el modelo aún vigente de tres años "puedan hacerlo con absoluta normalidad".

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